6.23.2008

CLARÍN DIJO:

Miércoles 18 de Junio de 2008
TEATRO

LA CASA DE BERNARDA ALBA
Una versión de la obra el genial escritor español



Desde el sábado 7 de junio los porteños tenemos la oportunidad de admirar una renovada versión del Clásico de Federico García Lorca "La Casa de Bernarda Alba".
La obra, escrita en 1936, cuenta la historia de una mujer que a la muerte de su marido, decreta un duelo de varios años durante el que tanto ella como sus hijas se confinan en su hogar, abandonándolo sólo para ir a misa o para las compras.



El relato está basado en una historia real ya que García Lorca era vecino de una familia que vivió esta situación y es, a partir de contemplar por la ventana de la casa del escritor, que se teje esta trama de semificción donde un hecho real y objetivo, fácilmente constatado con sólo observarlo da origen a un conjunto de hechos subjetivos producto de la imaginación del autor.



En esta puesta en escena el director alterna justamente esas miradas, la objetiva y la subjetiva, a partir de escenografías móviles donde se juega con lo que sucede en el interior de la casa y lo que se ve desde el exterior.
El director incorpora además un personaje; una bailarina materializa la pasión que en la obra original subyase de manera tácita y que en esta puesta en escena tiene cuerpo y da vida a los conflictos.



La Casa de Bernarda Alba con dirección y puesta en escena de Juan Manuel Sodorini tiene una única función los días sábados a las 20:30 hs en el teatro Variedades Concert de la Avenida Corrientes 1218.

MIGUEL CHIRICO - DIARIO CLARÍN.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy intensa la obra...
Quiero felicitar a todas las actrices
sobre todo a los personajes de La Poncia y Bernarda Alba, increible composicion de personajes.
muchos exitos y viva el teatro!

Ezequiel Rivas dijo...

Ayer sábado 9 de agosto fui a ver la puesta en escena de "La casa de Bernarda Alba", quizás la obra máxima de Federico García Lorca, junto con las otras dos tragedias que conforman la ya mentada "trilogía lorquiana" ("Yerma" y "Bodas de sangre"). Rescato y celebro el esfuerzo de la compañía en llevar adelante un texto semejante y de tal envergadura, con todo lo que ello implica, en épocas en que el teatro clásico tiende cada vez a ser menos representado. Como conocedor e investigador del texto lorquiano, sin embargo, me permito hacerles algunas reflexiones y críticas que intentan ser por sobre todo, constructivas.

-No veo la necesidad de agregar un personaje más al drama, es decir, el de la "bailarina", que como he leído en los comentarios del diario Clarín, "canaliza y concretiza las pasiones". Federico habría estado en completo desacuerdo con semejante procedimiento, si bien él siempre pensó que el director era un "hacedor" de la obra que estaba dirigiendo. Pero hay un límite para las libertades y las adaptaciones, y ese límite es la poética del autor. Agregar un personaje semejante rompe no sólo la ilusión dramática realista ("La casa" es una obra realista), sino que distrae al espectador y agrega cosas que Federico le dejó libradas para su lectura-interpretación. Hacer "visible" la pasión es justamente lo contrario a lo que Lorca durante todo el texto evita: mostrar las pasiones, hacer una correspondencia entre la casa como lugar de encierro, y los "pechos" donde se "desata una guerra".

-Comprendo los problemas concretos de sala (muy pequeña), por ende creo que una escenografía móvil, y encima con ciertos problemas de manejono era conveniente. (en un momento el personaje de la Criada no podia hacer girar el decorado). Para mostrar el "afuera" bastan las didascalias que el mismo Federico puso en la obra. La tragedia no suscede afuera, sino adentro (vuelvo a la correspondencia casa-pechos, y las lapidarias palabras de Bernarda, Acto III "Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones, pero quie.ro buena fachada y armonía familiar", y de Poncia "Ni tú ni nadie puede vigilar por el interior de los pechos"). La escenografía móvil, es más bien de corte brechtiano, estética completamente opuesta a la de Federico.

-Los finales de cada acto son, en la poética lorquiana, y en especial en esta obra, importante y cargados de tensión. Eso no se vivió en la puesta en escena. Se desinflaron. Un detalle: en el final de acto II, Adela debe agarrarse el vientre, como lo pide el autor. No lo ha hecho y se ha perdido la correspondencia con el episodio de la Librada, o sea, también con el afuera. El final de la obra, punto de máxima tensión, ha sido completamente anodino, sobre todo con el agregado del personaje mudo y del tema musical, completamente ajeno a la estética del texto. Recuerdo a la compañía y en especial al director las últimas palabras de Bernarda: "Silencio, silencio he dicho. Silencio!". A lo sumo debería oírse el llanto de las otras hijas... nada más.

-En cuando a los personajes y su preparación he notado con asombro y estupor muchos errores y olvidos en el texto en plena puesta en escena. Muchas vacilaciones en el texto. Eso afea a la puesta, y no puede ser aceptado.

-El personaje de María Josefa, bien logrado aunque, y sigo haciendo incapié en cuestiones del texto dramático, omitió la letra de uno de los versos: "Ovejita, meee, meee". Tal lección existe en el texto, subraya justamente lo central de María Josefa: su locura, medular en la obra. Además, junto con la Canción de los segadores del acto II son los dos únicos momentos líricos de la obra. Brillaron por su ausencia. Si bien es la obra dramática menos lírica de Federico, creo que esos dos momentos son importantes y no pueden ser obviados. Si había que incluir un fragmento musical, era en el momento de los segadores y no luego del final de obra. Me remito para esto a la puesta en escena-largometraje de Camus, "La casa de Bernarda Alba", y como siempre, a las didascalias del autor.

Como dije al principio, estas son reflexiones y críticas que intentan ser constructivas y que espero sean de provecho para la presecusión de las representaciones que restan, para mejorar, para ahondar en el pensamiento de Federico y en un texto inmenso como lo es el de "La casa de Bernarda Alba". Ezequiel Rivas, UBA

Anónimo dijo...

El teatro clásico no subsistiría sin las puestas originales de los diferentes directores. Sin originalidad un director no es. Como una obra no es sin autor. Es por eso que yo felicito a la compañía y sobre todo a la puesta que el director ha logrado.
Mostrando el adentro de “La Casa” (como lo hace Federico García Lorca) y mostrando el afuera, el director no se sostiene del texto para su creación. La obra de Federico García Lorca (discurso cuya dominante es la riqueza de las palabras y los sentidos que él mismo le da a cada una de ellas) se encuentra plasmada en papeles. La representación de esta compañía o del director (creador) se encuentra plasmada en una interpretación de lectura PROPIA de ellos o de él mismo (así como la obra de Lorca que encontramos solamente en los libros - y ni siquiera en los largometrajes- es sólo de Lorca – autor y creador de su propia obra-).
Por lo tanto, como espectadora, siento la necesidad de ver, en el teatro, además de textos clásicos, la riqueza del arte dramático en escena, con todo lo que presupone el teatro en sí. Es por eso que veo excelente el agregado de aquel personaje para nada “mudo” (porque habla con el cuerpo, y eso lo nota cualquier espectador). Debe ser muy difícil agregar un personaje a un texto tan rico, y noto el empeño que el director a puesto al crearlo. Permite al espectador llevarse algo más que un texto, y permite interpretaciones diferentes. Por ejemplo: para mí ese personaje no es lo que el diario clarín dice, para mí ese personaje representa a los hombres que se encuentran afuera de la casa.
Si quisiéramos ver con nuestros propios ojos la obra de Lorca, deberíamos aferrarnos a la lectura de su obra. Pero si quisiéramos ver teatro y representaciones de la obra de Lorca deberíamos acostumbrarnos a las creaciones originales de los diferentes directores.
Si de lo contrario, los directores no hicieran adaptaciones, las representaciones de los textos clásicos dejarían de existir en los teatros.
Felicito a esta compañía.
Soledad (estudiante de Castellano Literatura y Latín – Profesorado Dr. Joaquín V. González)

Anónimo dijo...

Simplemente ME ENCANTO!!! Felicito a las actrices en general aunque destaco el trabajo en particular de La Poncia que con tanto texto jamás se equivocó, de María Josefa que nos hizo emocionar por estar tan compenetrada en su papel fue muy creíble y el de la bailarina que le dio originalidad al texto y nos dejó pensando al grupo con el que fui, si era la libertad, si era el amor, si era la pasión o si era los hombres que cada personaje amaba. Felicito al director´por la adaptación y lo que no me gustó demasiado fue el movimiento de los carros (aunque la idea estuvo muy buena) pero tal vez eran demasido grandes o pesados para ese lugar y entonces distraían un poco y la obra merece que estemos compenetrados del principio al fin. Felicitaciones y deseo que tengan suerte. Estela y el grupo que me acompañó de Flores